La inesperada muerte de Paulina (Estévez) sensibiliza demasiado a Prat (Chavez), quien además debe afrontar ahora la partida de su amor, Luisa (Quevedo) hacia Canadá.
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Pérdidas físicas y pérdidas del corazón parecen no ser comparables en materia pero sí en sustancia: ambas dejan cicatrices imposibles de borrar.
A pesar de haber vivido en una hostilidad permanente, la inesperada y brutal muerte de Paulina (Estévez) deja a Prat (Chavez) quebrado emocionalmente. Su otrora gran compañera de danza, madre de su único hijo, se ha ido de este plano sin haber podido resolver sus conflictos. Eso le duele -y mucho- al Maestro.
Por otra parte, su querida y talentosa discípula Luisa ha ganado finalmente la beca para perfeccionarse en Vancouver. Entiende que es una oportunidad única para la joven…pero no puede evitar sentir un dolor inmenso por su pronta partida.
A su vez, Luisa duda en realizar el viaje. Tampoco quiere separarse de su querido Maestro. Pero asume que es el momento para emprender un nuevo y promisorio camino.